De seguro que nunca te has puesto a contar todas esas “decoraciones” tan negras, apachurradas, repisadas y secas que acolchonan las aceras de nuestra ciudad. Pues en una calle muy concurrida, un conteo rápido por metro cuadrado, ¡hay de 30 a 50 chicles pegados en el piso!Tampoco te viste en la penosa situación de retirar un chicle de tu zapato o peor aún, ¡de tu ropa!Retirar estas gomas de mascar convencionales del suelo de Quito le cuesta al municipio alrededor de 0,60 ctvs por chicle. (Y eso que no tomamos en cuenta las enfermedades que pueden generar estos chicles)Nuestra propuesta a este problema es: crear un chicle biodegradable, 100% orgánico, sin goma base o productos sintéticos para que el impacto en la naturaleza sea mínimo. Tras un tiempo de haber sido degustado, nuestro chicle, puede ser enterrado, colocado en el césped de cualquier parque. El proceso de descomposición volverá polvo al producto y regresará a la tierra generando un mínimo impacto en la naturaleza.